En mis años como escritora, y con la experiencia de haber escrito varios libros ya, me he dado cuenta que cada libro tiene un tiempo propio.
A veces nos bloqueamos frente al texto, y el tiempo pasa sin inspiración, o con la auto presión de tener que escribir o terminar aquello que comenzamos. Otras veces hay factores externos de la vida misma que hacen que tengamos que poner en pausa el trabajo, para ser retomado en algún otro momento quién sabe cuando.
Otras, nos agarra la ansiedad de querer apurar el proceso creativo, sobre todo en cuestiones de diseño, o editoriales, que no están en nuestras manos de escritores.
Sí, todo esto y más pasa cuando escribimos, porque escribir y publicar son procesos que llevan tiempo, tiempo de maduración.
He aprendido que a este proceso no conviene apurarlo, que el libro está listo «cuando está listo», y así, nos dará los frutos más dulces.
Los libros, como los bebés, pueden tener partos amorosos y respetados, o pueden nacer por cesárea, o con fórceps.
Los libros más maduros son los que nacen de parto natural, cuando respetamos los tiempos propios del proceso.
Dicho esto, creo firmemente que cada persona nace en el momento y en las circunstancias que más le convienen al propósito de su alma…¿será así con los libros también?
Tanto cuando escribía la segunda edición ampliada de Sanación Profunda, y durante su publicación el tiempo estuvo «lleno de eventos memorables». ¡Finalmente nació!.
¡Bienvenido al mundo Sanación Profunda!
Cris Hyland autora de Sanación profunda, segunda edición ampliada.
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